Conocí a Natalia a través de una pasantía que estaba interesada en hacer, con CGIAR en Cali. Aunque mi pasantía tomó otro rumbo, me interesó mucho su investigación. Por eso, decidí entrevistarla, y aprender un poco más de los proyectos en los que ha participado.
CGIAR es una sociedad de investigación global, para un futuro alimentario seguro, que se dedica a transformar los sistemas de agua, alimentarios y agrícolas en el contexto de crisis climática.
Natalia Matiz Rubio es Life Cycle Assessment and Bioeconomy Specialist. Es la fundadora y líder de la red BioGeCo. Trabaja como consultora en Alliance, Bioversity & CIAT. Es un nombre muy largo, y al principio me costó entender cómo se llamaba el proyecto. Pero básicamente es una alianza para el cambio acelerado, para proteger y preservar el planeta.
Natalia es ingeniera ambiental, y está terminando su doctorado en Stuttgart, en Alemania.
TRANSCRIPCIÓN AUDIO:
VOCA es un proyecto para ayudar a la gente a no encasillarse, explorar gente que está en otras disciplinas, relacionadas a la economía de cierta manera. Por la interdisciplinariedad. Me han dado la idea de trabajar en un banco, como consultora, de asesora. Muchos profesores tienen una idea similar de qué es un buen trabajo para un economista. Natalia dice que le pasó algo parecido. Dice que los jóvenes hoy en día son más exigentes. Me están botando al agua un poco, mar gigante de posibilidades. Me interesa crear impacto social en países en desarrollo. Entender el efecto del desarrollo financiero en países en desarrollo.
Natalia recibió mi llamada desde Portugal. Me ha llamado la atención lo que hace en términos de investigación, bioeconomía, agricultura, ganadería. Me gustaría entender como es ella como académica y por qué se fue por ese lado.
La pregunta de en qué puede uno terminar es algo muy curioso. Natalia dice que cuando ve su trabajo en este momento, y a veces se escucha hablando de ganadería y de pastos, se pregunta: ¿a qué horas? Nunca se imaginó llegar a eso.
¿Cuál es el proyecto principal en el que estás trabajando actualmente?
Es un proyecto en el que empezó a trabajar en 2020, en la Hacienda San José en el Vichada. Llego a hacer una práctica doctoral en el CIAT. No sabía concretamente lo que iba a hacer, pero sí algo con análisis de ciclo de vida: hacer un modelo para calcular el impacto ambiental de la ganadería. Pero ya estando allá se definió cual iba a ser el proyecto. Iba a durar 3 meses, pero por la pandemia termino quedándose todo el año. Por eso es que ahora está trabajando full con ellos. El instituto, la finca y ella estaban felices con el proyecto. Ella trabajaba desde la casa de sus papás, de forma remota. Dice que fue algo muy loco, hacer home office, estar en su casa 23/7 después de haber estado tanto tiempo viviendo por fuera en Alemania.
Pero funciono muy bien. Era un proyecto con el IFC, uno de los pilares del banco mundial. Dijeron que lo que les gustaba de cuando Natalia empezó a trabajar en el proyecto era que, si bien ella estaba mirando la parte ambiental, también podía hablar con ellos desde el tema de los negocios. Al ser ingeniera Industrial y ambiental, Natalia tiene esa flexibilidad.
A ella le encanta, la llena. Ahora que está metida en este proyecto y también en investigación, se ha dado cuenta de que es una combinación muy interesante: porque a veces cuando esta2s solo en el mundo ambiental, puede pasar o que te vayas de ambientalista activista (con la mentalidad en contra de todos, “todos son malos, el sistema es lo peor” etc.), o pasa que de pronto te abstraes (yo hago lo mío, salvo mi pedazo de planeta, y no me voy a meter en el sistema porque el mundo es complicado, el dinero, los recursos, etc.)
Ella lo que ha tratado de hacer dentro de su trabajo es unir esas dos disciplinas, y de esa manera pode hablar con diferentes actores. Sabe que en el fondo de su corazón quiere salvar el mundo, pero no va a lograrlo si no es capaz de hablar con los bancos, las empresas, que realmente mueven el mundo. Le dieron esa retroalimentación buena en el IFC, que le gustó y le hizo ver el valor en la unión de la ingeniería industrial y ambiental.
Fue después del pregrado que hizo el cambio a ingeniería ambiental.
El proyecto iba bien, recibieron más recursos del banco mundial, y empezó una segunda fase en la que Natalia se devolvió a Alemania a seguir con su vida de costumbre. Pero la pandemia le demostró que podía seguir trabajando en el proyecto del CIAT sin problema, desde la distancia: ella nunca fue al vichada, nunca vio una sola vaca. Hizo todos los cálculos, claro, tenía la matriz y todos lo números en su cabeza. Pero nunca vio una vaca… más prueba de que podía seguir trabajando desde Alemania.
Lo que pudieron evidenciar tras calcular la huella de carbono con base en el análisis de ciclo de vida fue que las capturas de carbono en el suelo son mayores que las emisiones del ganado. Lo cual es una cosa muy loca, porque la ganadería es siempre vista como parte del problema (no quiere decir que no lo sea, pues las vacas emiten un montón de metano que toca ver cómo se maneja). Pero estas mismas vacas, por el sistema de pastoreo rotacional que tienen en el Vichada y por el tipo de suelos del vichada, están haciendo también que se capture ese carbono. A la final, se están produciendo vacas con una huella de carbono negativa.
De ese hallazgo surgió la posibilidad desarrollar un proyecto de carbono: lo que están trabajando ahora fuertemente. Esto quiere decir que se ponen a pensar, “listo, ¿cómo vamos a hacer para que ese carbono que está almacenándose en el suelo también lo podamos vender?”
Es un tema difícil, en el que a veces Natalia dice si quiero/no quiero. (Esto es un tema ético más grande). Porque la forma en la que funciona ese mercado es que hay algunas empresas que capturan carbono (como esta, que es nuevo en el campo de agricultura), la mayoría de las empresas de este tipo hoy en día son de bosque: el CO2 que se captura en la biomasa (hojas, hongos, raíces). Esos créditos de carbono los pueden comprar otras empresas para compensar sus propias emisiones.
¿Es un mecanismo que va a funcionar? ¿O le estamos dando vía libre a las empresas para que puedan seguir emitiendo?
Hay muchas opiniones divididas frente a esto. Pero Natalia cree que es un tema que tiene mucho sentido investigar. Saber qué está pasando con ese tipo de pastoreo, con esos pastos que desarrolla el CIAT. Porque finalmente es uno de los elementos más importantes: los pastos con esas raíces larguísimas, que son los que son capaces de capturar el carbono bien abajo bajo tierra. Vale la pena investigar cómo funciona, y a raíz de eso, como se pasa al mercado.
Le motiva mucho que están en un punto que se siente a veces como una carrera contra el tiempo: el mercado quiere las soluciones YA (tener los bonos y venderlos), y la ciencia realmente no están seguros: ¿Cuánto carbono se va a acumular en esa tierra? ¿Yo como hago para hablar de pronto con esos empresarios? Decirles ténganme un poquito de paciencia, ¿no? Cuando ellos ya quieran empezar a armar sus análisis financieros con estos nuevos ingresos que puedan tener, porque ya no solo van a vender carne sino también bonos de carbono. Entonces es un reto interesante, entender como conciliar esos tiempos del “mundo real” y el mundo académico.
Que el mundo real tome un poco de consciencia. Porque las cosas toman tiempo y no todo es para ya. Porque precisamente para querer todo para ya es que hemos dañado tantas cosas.
Y que nos den también el espacio a nosotros desde la academia a ayudar a crear esos mercados, a ayudar a crear esas normas que van a regir los mercados (cuáles son esas metodologías, como hacemos para que al final no se termine vendiendo aire). Porque ya ha pasado bastante.
Por ejemplo, hay hectáreas de bosque que se han vendido dos veces.
La idea es listar ese proyecto lo más pronto posible, para ver si el próximo año (2024) ya pudieran sacar los primeros bonos de carbono.
Siento que es un tema muy novedoso, con claras consideraciones éticas, pero con mucho potencial para la economía circular.
En 3 o 5 pasos, describe tu trayectoria para llegar hasta donde estás.
FORMACION DUAL: Su carrera técnica. Tras graduarse del colegio alemán de Cali, se fue a Bogotá al ICAFT (Instituto Colombo-alemán para la Formación Tecnológica). Ahí hacían una formación dual. Es algo muy común en Alemania… como un SENA. Esa educación media, técnica es muy respetada y valorada en Alemania, por eso les ha ido también. Hizo una carreara tecnológica en administración de empresas industriales. Ella trabajaba simultáneamente en Paz Química colombiana, en el área de protección de cultivos.
Pregrado en Alemania, en Ingeniería industrial. Se canso un poco de que el mensaje recurrente fuera: “maximizar ganancias. Maximizar ganancias…” En eso tenía que enfocarse todo su esfuerzo y su trabajo. Se empezó a cuestionar si eso era realmente lo que quería, a lo que se quería dedicar. Hizo una práctica en HP, trabajo, hizo su tesis de grado (optimizar un sistema de logística para traer las impresoras desde china por Europa oriental) … pues sí, muy interesante. Pero a veces se acababa el día y no se sentía del todo llena con haberle invertido tanto tiempo a que una impresora llegara más rápido de A a B.
Salto hacia el impacto: Hito: rollo de que quería meterse por el lado ambiental. Influyo mucho el hecho de que estuviera viviendo en Alemania, porque si se hubiera quedado a vivir en Colombia muy probablemente no se hubiera cambiado a ambiental. En Alemania en todo caso se siente una consciencia mucho más fuerte frente al tema ambiental. SE habla, se discute, el partido de los verdes es muy fuerte. Cuando se lo dijo a su papá, él dijo “pero eso lo puedes hacer en tu tiempo libre, ¿no?” Ellos (y ella en un punto) pensaron que iba a hacer carrera en una empresa, que iba a ser la gerente de una multinacional alemana o algo así.
Salió para consultoría: empezó a ver que si había cosas interesantes de su perfil (ingeniera industrial/ambiental), y era ayudar a las empresas a ser más verdes. Esa era su argumento, pero siempre tuvo su rechazo hacia la consultoría. Tiene la fama en Alemania de que uno trabaja muchísimas horas, mucho tiempo. Pero prácticamente uno no tiene vida. Trabajó solo un par de meses porque no le gustó. Tenía que reportar cuanto trabajaba en un sistema, con una precisión de 15 minutos. Se sentía muy restringida. No le gustó ese mundo donde todo tenía que ser tan “Quick and dirty”. No le gustaba simplemente hacer un cálculo ahí tan simple y decirle a una empresa que haga algo basado en esos datos.
Pausa: decidió tomarse un año de búsqueda. Buscar amigos, ver qué hacia la gente, cómo viven y que motivaciones tienen. Volvió motivada a trabajar, y encontró el programa de bioeconomía en la universidad de Stuttgart. Le gusto el tema de desarrollar indicadores de sostenibilidad para la bioeconomía. El concepto de bioeconomía también le llamo mucho la atención, era un cruce entre el medio ambiente y la tecnología y la bioeconomía y la ingeniería. No estaba en sus planes realmente hacer un doctorado. Peor en Alemania, cuando alguien se vincula a una universidad, tiene la posibilidad de hacerlo, si manifiestas que tienes ese interés. Natalia dice que sinceramente ella entró porque le gustaba el proyecto, no porque quería ser doctora. Le gustó poder tener el tiempo para trabajar en un proyecto que le interesara: por eso entró a la academia. Lograr entender las cosas un poco más a fondo le permite también ahora dar recomendaciones y buscar soluciones mejor respaldadas.
Creo que esa es una consideración importante cuando buscamos trabajo: ¿cuánto tiempo quiero tener? ¿Para pensar? ¿Para involucrarme en un tema puntual? Hay unos trabajos (como la consultoría, para Natalia), en donde siempre se está cambiando de proyecto y corriendo para alcanzar una fecha límite. Mientras en la academia, pueden ser años y años para presentar un hallazgo. Depende de tu ritmo de trabajo, qué tan independiente eres en tu personalidad, etc.
Tercera gran fase: Entró a un equipo de investigación. En Alemania le pagaban por hacer su doctorado. Estás trabajando como investigador, entonces facilita mucho la vida. Estuvo como 4 años en esas. Lo bueno es que también trabajaba en proyectos. Natalia dice que es un arma de doble filo, porque te pagan, trabajas en proyectos (estás en contacto con muchas personas), pero al mismo tiempo te quedas sin tiempo para la tesis.
Los doctorados de ciencias sociales, por ejemplo, reciben menos funding, pero están más enfocados en la tesis. Unas por otras.
Después llegó un momento en el que tuvo una crisis personal muy grande (te lo digo de frente porque si no, no puedo contar la historia bien). Fue el fin de una relación amorosa de 8 años en Alemania. Natalia quedó devastada, le movió el piso. Ahí le surgió un conflicto muy grande entre Colombia y Alemania. No tenía una respuesta concreta de donde quería estar, pero sabía lo que más le gustaba de cada lugar. De Alemania, realmente lo que más valora es la libertad que siente: una libertad que viene de la seguridad que siente de moverse, desplazarse, sentirse tranquila en el espacio. También está la libertad de desarrollo, de desarrollarse en la dirección que ella quiere. No tiene que trabajar simplemente en el trabajo que haya porque no tenga de otra. Gracias a los fondos y recursos que le da la universidad y que están disponibles.
Se buscó otra beca como la que había ganado con la maestría, ahora para el doctorado. Y se la ganó, entonces al principio fue una etapa de reencuentro para ella como persona, como mujer, como ser humano: volverse a armar a partir de muchos pedacitos. Ahí fue que nació BioGeco. Ella iba a lo que la invitaban, y fue a un evento de la GIZ, sociedad de trabajo en cooperación internacional. Ellos manejan los dineros para proyectos en países en desarrollo. Fue un taller en Berlín (pagado, además), para académicos colombianos, ecuatorianos y peruanos.
Estando allá, ella preguntó si tenían a alguien en el CIAT. Porque el programa más grande que tienen es el de retorno de expertos a sus países de origen. Porque le apuestan a trabajar en desarrollo, con gente de los mismos países: ‘pagarle a colombianos para que se devuelvan a Colombia a hacer desarrollo’.
Hay programas para devolverse del todo, y hay programas solamente para proyectos. Natalia se fue tres meses, inicialmente, y al mismo tiempo Convocatoria en el ministerio de ciencias e investigación para organizar talleres científicos, en Colombia. Ella aplico con BioGeco como proyecto: Bioeconomy in Germany and Colombia. Fue para ella también empezar a conocer el mundo académico-universitario en Colombia.
Fue al CIAT. Le llamaba mucho la atención, porque estaban en todas las conferencias de bioeconomía. Le sorprendió que el CIAT estuviera en Palmira, en Cali (al lado de su casa), y que a la vez estuviera yendo a decirle al mundo entero como hacer las cosas en temas de agricultura sostenible y seguridad alimentaria. Natalia quiso entonces buscar ese enlace con el CIAT a través de Colombia. Habló con Jacobo Arango, se tomó un tinto.
Hizo el taller de BioGeco en Cali, en la ICESI, hace 4 años. Y ahora es una red que funciona con personas, con contactos, y se ha dado cuenta de que hay muchos como ella, que quieren estar en Alemania pero quieren aportar algo desde afuera. Y se ha dado cuenta que a veces es hasta más fácil de esta manera: porque tienes los dineros, te escuchan, te apoyan para capitalizar estos proyectos.
El CIAT es la organización que la ha apoyado profesionalmente. En paralelo al CIAT trabaja en su proyecto BioGeco, que ha recibido mucho apoyo de Ministerios y la embajada de Colombia. Que está en una etapa de desarrollo intenso, pero que propone visibilziar todos esos proyectos de investigación de jóvenes en ambos países.
Se ha dado cuenta de los vinculos tan interesantes que se pueden hacer academia-empresa pero también academia-insitituciones gubernamentales. Uno siempre trata de mantener la independencia en su investigación, pero los ministerios dan los recursos. Y es super poder tener impacto en el camino que toma la investigación para esos países.
ETAPAS:
ADMIN E INGENIERIA
MAESTRIA
INVESTIGACION (TRABAJO COMO INVESTIGADORA)
BECARIA PARA EL PROYECTO DE DOCTORADO
¿Qué consejos le darías a un universitario para ser exitoso en tu ámbito?
Así suene a frase de cajón, sugiere Que sigan su corazón. Que busquen lo que los mueva.
A veces depende de tu estatus socioeconómico y el medio en el que estés darte esa libertad. En Alemania funciona muy bien la meritocracia, entonces uno puede darse ese lujo de explorar qué es lo que le gusta.
Buscar la posibilidad para mirar para otro lado, buscar posibilidades para hacerlo: financiación para hacer una salida de investigación, etc. Hay muchos programas, y no siempre es necesario irse a otra parte… sino buscar donde uno no se lo imagine, y seguir esa vocecita interna de que hay algo más, porque si lo hay. Si tienes perseverancia y eres bueno, se te van a ir dando las cosas y vas en algún momento a identificar qué es lo que hay. Te puedes demorar 1,5,10 años, pero lo importante es intentarlo. Y si no funciona, buscar por otro lado. Es imposible que desde el principio sepas donde vas a terminar. Pero seguro vas a estar más cerca si buscas personas que te cuenten sus experiencias, y lugares que te inspiren. Y seguramente siguiendo la voz interna vas a lograr experiencias que contribuyan mucho más a tu crecimiento personal, y al bienestar de tu comunidad.
Y más específico en lo ambiental y la parte de la bioeconomía, economía a base de carbono renovable, es tener esa capacidad de dialogo y de reflexión. De que todos queremos salvar al mundo, pero no lo vamos a hacer si no nos comunicamos con la gente que ya está en el mundo que queremos salvar. Entonces sí, ser idealistas, pero ser muy pragmáticos y darse cuenta de que el activismo no es la única forma de ayudar al medio ambiente. Podemos hacer las cosas mejor, pero ser pragmáticos en nuestras soluciones para lograr resultados accionables. Así de simple.
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