Conocí a Martín vía Twitter, y este viernes me voy a reunir (me reuní!) con él en Libertario para un café. No tomé café porque la lluvia y el almuerzo del que venía ya me tenían con una tembladera que ni les cuento.
Hoy en día, Martín se desempeña como director del centro de gerencia y empresa del EAFIT en Medellín.
Martín es de Manizales. Hizo su pregrado por fuera, especialmente porque jugaba tenis, y como a muchos atletas jóvenes disciplinados, el tenis lo lleva a uno. Estudió en NAIA, University of Northwestern Ohio. Después se fue a Alabama: Vivir en Alabama es Deep South, y le cambio mucho la vida. Por ejemplo, entender la gente por qué vota por Trump. La familia de su jefe era muy republicana, y le dio una perspectiva interesante: ¿Qué tiene que ver el idioma, lenguaje, pensamiento de la gente que maneja el gobierno, con ellos? Yo también vivo en una ciudad del sur: en Atlanta, una ciudad cargada de historia civil, donde manejan muy rápido. Y aunque soy una tronca jugando tenis, admiro esa disciplina. Me interesa entender su trayectoria, y como ha hecho de su carrera algo interesante, retador y poco convencional.
Una variedad de proyectos: público y privado
Martín ha estado en academia, sector privado y público (trabajó con la alcaldía local de Manizales, Medellín y Cúcuta). En la pandemia, se involucró en temas de investigación en desarrollo, y reactivación. Hoy es director de del centro de gerencia y empresa EAFIT. Llegó junto con la misión de la nueva rectora (Claudia Restrepo), de conectarse muy bien con emprendedores, empresas (organizaciones consolidadas), y asuntos públicos.
La gente lo conocía más por su trabajo en la SIBs.CO (el programa de bonos de impacto social liderado por el BID Lab, SECO y la fundación Corona). Siendo una alianza público-privada en temas sociales, uno de los retos es tener una buena ruta de información. Se enfocan en financiamiento de pago por resultados (pagar solo cuando se vea empleo formal, equidad de género o mejora en pruebas pisa). Esto es un ejemplo de Market making: es un sistema que ya existía, pero tocaba traerlo a Colombia, a través de empleo inclusivo en poblaciones vulnerables. El programa es un triángulo, con inversionistas de impacto.
Para Martín este era un trabajo de medio tiempo, entonces hizo proyectos de consultoría con energía solar, el ministerio de comercio y la ANDI.
Martín habla del método formal de los economistas. Por ejemplo, puede que Tomás Ríos (como emprendedor), mande una propuesta de consultoría o algún proyecto como imagen, pero al Mandarla como PDF, a Martín puede que le respondan 2 semanas después que a Tomás. Entonces llegó un punto en el que él hacía sus proyectos o solo, o con la firma (Upsale Consulting) o juntaba un equipo. Le hubiera beneficiado tener la firma, pero es mucha plata: Todo se queda en impuestos e ineficiencias.
“yo vivo de las ideas. Yo vivo de pensar y es algo con lo que vivo muy feliz”.
Vivir en el día a día, teniendo un almuerzo con alguien por ahí; tirar ideas todo el tiempo, y estar muy enterado. Dice que las ideas son tan caprichosas que llegan cuando uno está en la ducha, o cuando tiene el celular descargado. La gente las ejecuta más rápido de lo que uno pueda ejecutarlas.
Un paréntesis: Martín trabajó en el Startup VAOVA Travel. Trabajó con esta Empresa de turismo inbound, como director de datos, operaciones e información. Cuenta como traían MBAs de universidades élite en Estados Unidos, que pagaban por actividad en Colombia. Una vez les pidieron 200 caballos y no habían 200 tocaba traerlos de Montería. Otra vez reservaron un charter y les preguntaron si podían poner música y repartir aguardiente. ¿La respuesta? “–¡Sí, háganle!” Fue una época, definitivamente, de enfrentarse a unas situaciones y problemas muy interesantes. Pero cuando le ofrecieron lo de los bonos de impacto social, se dio cuenta de que no quería ser un empresario tradicional. No quiere que más del 50% de su tiempo se ocupe en algo distinto a pensar de manera abstracta. Para Martín se trata de buscar los proyectos donde lo que haga genere valor. Cree en la teoría de que uno necesita “1000 fans” para vivir tranquilo: necesitas 1000 personas que te paguen 10 dólares (como dijo Kevin Kelly en su ensayo famoso). Martín me dio el consejo de estar en el Top of mind de la gente, en vez de solamente hacer un networking interesado. Es mejor hacer que tus ideas resuenen con alguien de manera genuina, por el hecho de ser buenas ideas. Porque no hay nada peor que alguien desesperado. Se nota muy rápido.
Para el Consejo privado de competitividad, hizo una propuesta de consultoría para ganarse el contrato, de 400 millones de pesos. Estaba compitiendo contra empresas grandes: firmas, con equipo, experiencia. Martín hizo serie de propuestas: independiente en unas, con la firma en otras… nunca se ganaron ni una propuesta. Aplicó con Roberto Angulo (de la firma de consultoría para desarrollo Inclusión SAS) a algunas y tampoco se lo ganaron. De ahí el reto de generar y vender ideas. Hoy le pregunté: ¿Qué porcentaje de las propuestas le aceptan? Y la respuesta es alrededor del 90%. Le encanta vivir de eso, de hacer proyectos y pensar en cosas raras. Por ejemplo, una de sus ideas: (¡Se va a ir a muerte, con esta idea, se la tiene que ganar!) Se llama Compra Pública innovadora. Swiss Company va a financiar 300mil francos 1200 millones de pesos.
Tecnocracia y educación
Tiene una maestría en economía aplicada de Los Andes, y a pesar de eso, es muy crítico del sistema de roscas que hay en Los Andes. Por ejemplo, alguien de Barranquilla, que se pasea por todas las entidades públicas del país, tocando las puertas a ver si alguien lo recibe, aun así fuera sin pagarle. Todos se la tiran en la cara porque no tiene una maestría de Los Andes. Este ejemplo está basado en su experiencia propia, y trae problemas grandes a nivel social en Colombia. Si alguien ha trabajado igual de duro y es de la Universidad del Valle, no es razón para no considerarlo a la hora de emplearlo. Es diferente ser bueno y competir, a ser bueno y no competir.
Parte de la desprofesionalización de las instituciones públicas ahora con el gobierno Petro. Esa no era la solución, pero definitivamente se tiene que hacer algo. Otro ejemplo: las pasantías del DNP son gratis. A una de sus amigas le hicieron incluso una conmemoración por pasar la practica en el DNP. Pero en Bogotá, el estudiante más mediocre en los Andes pasa la práctica.
Eficiencias
Martín volvió de EE.UU. a trabajar en una empresa de seguros. Fue asistente del gerente, business partner y ejecutivo técnico. Cuenta como era el primero en llegar a la oficina siempre, por rutina. Una vez en uno de esos madrugones, vio que estaban en la sala de juntas todos los ingleses. Un día después de que se reventara la póliza Hidroituango. Los reaseguradores estaban en la oficina. La contraloría se demoró 4 años en hacer algo que en cambio, los ingleses, en 2 días, se dieron cuenta de que la gente estaba haciendo las cosas bien. Esto revela que el negocio de dispersión de riesgos está institucionalizado y tiene ciertas eficiencias en el mundo… pero uno no puede hacer eso con las hidroeléctricas colombianas.
Cuando Martín empezó a usar Twitter, no sabía lo que sabe hoy del contexto económico y político. Como uno es chiquito, uno cree que es ignorante. Pero leía gente de afuera. Nunca tuvo reverencia por ellos (los profesores colombianos). Sí respeto, claro. La gente dice que Twitter es una burbuja, pero la realidad es que lo lee la gente más importante del país. Ingreso solidario se salvó gracias a Twitter… y en las sesiones del congreso muestran pantallazos de los tweets. Martín empezó a ser relevante cuestionando las cosas.
Patear la lonchera y ser crítico
La gente se sorprende de que Martín le responda por hilos de Twitter a los economistas más tesos del país. Pero Martín cree que, si esa gente que se sorprende, que son los que tienen posgrados en economía y que trabajan en temas especializados a veces, no son capaces de responderle, de tener la capacidad de discutirles a estos mismos economistas, entonces algo anda mal. Le duele ver la falta de irreverencia sana por parte de los pelaos. Toca ser crítico. Por ejemplo, alguien que conoce escribió una parte sustanciosa del paper de competitividad empresarial. Pero el “autor de ese paper” es Mauricio.
Patear la lonchera en el corto plazo es costoso (por ejemplo, no te dan el cargo que quieres). Pero en 2 o 3 años, si sigues sin cuestionar nada, nunca a nadie en la vida se le va a pasar por la cabeza pensar que tú puedes ser el director del proyecto. Se trata de no tener miedo a pensar por si mismo. Trabajando en una universidad, Martín se da cuenta de que hay muchos incentivos para mantenerse en los rankings. Dice que la facultad de economía de la universidad de Los Andes está diseñada para sacar estudiantes de doctorado. Si esto es lo que piensas, y el 80% no quiere ser PhD, cual es el sentido?
Martín ve esa militarización doctoral desde que entran al pregrado de una manera crítica, y yo soy testigo de una parte de eso. Por ejemplo, Muchos de los asistentes que Martín contrata para sus proyectos son unos cracks en econometría, pueden hacer control sintético, equilibrio parcial en nada de tiempo (precisamente porque son esos estudiantes modelo de los Andes). Martín tiene como asistente al que fue asistente de investigación de Eduardo lora o de Luis Fernando Mejía. Contra ellos, Martin es un Clío y los manes son un Ferrari. Dice que les va a ir muy bien en la vida… pero al que no quiera hacer eso como economista, ser tan técnico, no le sirve de mucho.
Escribir más allá de Twitter
Martín recibió su columna del Espectador de una manera muy rara. Fue al lanzamiento de un libro de Alejandro Gaviria. Quería hablar con Alejandro, pero se quedó sentado por la cantidad de gente que había. Por pura coincidencia, tenía al director del Espectador sentado al lado. (Fidel). Hablaron del libro de Guillermo Cano, el tío que le mató Pablo Escobar. Mientras tanto: un pocotón de lagartos encima de Alejandro Gaviria. Les dieron las 8 de la noche y vino Alejandro Gaviria. Se gano el premio Simón Bolívar. Estaban hablando del formato de columna que tienen el WSJ, NYT y Financial times, donde explican la economía. O por ejemplo, el libro de Steven Lansburg, fairplay. Algo así como “Economía enseñada a mis hijos”. Alejandro sugirió: “por qué no escribe usted?” Martin tenía 20 años, y entonces así empezó a publicar lo que escribía.
Hay un cuento popular que dice así: Un man le dice a Bill Gates: “Oiga yo quiero que su hija se case conmigo”. Y Gates le responde: “Pero ¿usted quién es?” La respuesta: –Yo soy nada menos que el socio de Warren Buffett”. Entonces Gates le responde: “A bueno, de una. Claro, venga y se casa…” Después él va a donde Buffet y le dice: “Quiero ser socio suyo.” –¿Pero ¿usted quién es? Yo soy el que man que se va a casar con la hija de Bill Gates. Y bueno, el man gana por ambos lados. Entonces Martin siente que le pasó un poco así. Alejandro pensó que Martín era un duro, por Fidel, y Fidel por Alejandro. Martín tenía 5 ejemplos de columnas, y se los mandó esa misma noche a Fidel.
Consejos para un economista
Pidiéndole consejos de economía a Martín, me dijo algo muy cierto: un economista tiene que entender 3 cosas muy importantes: Costos de oportunidad, volatilidad marginal y racionalidad: “100 dólar bills dont stay out on the streets for too long”. (Paul Krugman). Alguien va a coger el billete, la gente es más o menos racional. Para Martín, un economista no es el econometrista que es capaz de hacer el Callaway-Sant’Anna con la Ultima metodología de Diff-in-Diff; es el que entiende la esencia. Martín respira economía, pero es un economista que puede discutir las políticas públicas de manera más amplia: se da cuenta de que la reforma pensional nunca se ha hecho la pregunta de cómo los colombianos entienden la vejez. Piensa en cuales son esos incentivos para ahorrar, más centrado en administradores, y resulta siendo un tema interdisciplinario. A veces, los economistas no terminan entendiendo qué es lo bonito de esos modelos (todas estas son críticas a la forma en la que nos formamos, y es importante hacerlas… a pesar de haber estado en estas universidades.)
Quedó con ganas leer más?
Martín estudió Economía y administración, y es columnista para El Espectador. Me encanta su blog personal, #EconomiaParaMiPrima, que se alinea mucho con lo que yo hacía en EnDeuda en Los Andes, y la misión de explicar fenómenos y actualidad económica de una manera interesante y que se entienda, para no-economistas… pero que también resulta interesante para economistas:
Blog: Economía para mi Prima, donde pueden leer sus columnas, entrevistas y ver en qué más anda Martín.
Martín Jaramillo, foto tomada de La República
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